Mentorización, potenciar y acompañar para conseguir el éxito
April 10, 2022
Por Elsevier Connect
Un buen tutor puede cambiar el rumbo de nuestras vidas
- Dr. Valentín Fuster, El circulo de la motivación (2014)
El mentor o tutor es la persona guía del aprendiz. Aquella que conoce sus puntos débiles y sus fortalezas. Los mentores son capaces de despertar la atención y las emociones con el simple hecho de contar su experiencia personal y profesional. No consiste en ser idolatrado, sino en inspirar, sobre todo para estimular la curiosidad como motor de aprendizaje. La clave está en establecer una relación responsable y respetuosa de confianza mutua entre profesor y estudiante. Un mentor nos hace sentir seguridad en nuestro desarrollo sin otorgar privilegios y sin interferir en la libertad de decidir. Los propios estudiantes buscan a sus compañeros más veteranos en un ejercicio inconsciente de preparación académica. Este último fenómeno ha tenido tal repercusión que se han creado programas universitarios de mentorización entre el propio alumnado, con muy buenos resultados. En cualquier ámbito de la vida, especialmente el profesional, buscamos la figura de un mentor; el médico residente es un buen ejemplo de ello.
La personalidad de cada estudiante podría, en determinadas circunstancias, relacionarse con sus aspiraciones como profesional de la medicina. Sin embargo, este es un mal planteamiento de base, ya que tanto la inexperiencia clínica como el desconocimiento de las especialidades médicas que irá descubriendo son razón suficiente para que cualquier aspirante a médico, independientemente de la nota media de su expediente, decida cambiar de idea, sorprendernos positivamente o incluso llegar a perderse en el camino. Los mentores académicos tienen el gran poder de pincelar el buen hacer futuro de los profesionales médicos. ¿Hay algo más valioso que esto? ¿Son realmente conscientes los profesionales médicos del impacto que tienen sobre sus estudiantes? ¿Conocen los estudiantes el enorme valor que tiene un simple gesto de aproximación a sus profesores?
Mentor y estudiante están obligados a establecer un contacto regular y bien planificado, definiendo objetivos claros, no solo de trabajo, sino también de reflexión y de desarrollo personal en el ámbito clínico. Es imprescindible facilitar la creación de escenarios adecuados y accesibles, y establecer tiempos para conectar bidireccionalmente. Pueden plantearse tutorías individuales o grupales, guardias hospitalarias, e-mails o reuniones en la cafetería. Un buen mentor también es aquel que permanece en constante actualización de los nuevos contextos académicos y sociales que viven sus estudiantes, y aprende de ellos y de sus experiencias. No se trata de establecer una relación de amistad (que por otra parte y con el tiempo puede suceder) sino en saber empatizar más allá de las puertas del hospital y lejos de los pacientes.
En los últimos años se ha hablado mucho del burnout profesional en Ciencias de la Salud, pero también de las altas tasas de depresión y ansiedad de los estudiantes; las exigencias académicas y sociales son cada vez mayores, para profesores y estudiantes. Se sigue evaluando en base a la excelencia académica y otorgando un valor residual a la creatividad, la capacidad de comunicación, el pensamiento (auto-)crítico y la autonomía. Todas estas son habilidades que se exigirán como profesionales y que se deben desarrollar a largo plazo. En este contexto, es imprescindible la (auto-)motivación mantenida en el tiempo y la realidad expuesta por alguien con experiencia. ¿Cómo si no estarían impulsadas la investigación médica, la ayuda humanitaria, el excelente trato a los pacientes y la propia profesión docente?
Vivimos en tiempos en los que es primordial satisfacer nuestros deseos de forma inmediata y de acceder a todo tipo de información desde cualquier lugar, por lo que mantener una motivación constante es una tarea realmente difícil si los resultados se esperan a largo plazo. La paciencia, la constancia y el esfuerzo son pilares en el desarrollo personal de los médicos del futuro, pero también es fundamental disponer de herramientas, en este caso docentes y de estudio, que faciliten el camino y el proceso sea eficiente, para enseñar y aprender mejor.
Mentorizar es potenciar y acompañar para conseguir el éxito, entendiendo este como un estado de equilibrio entre la adquisición de conocimiento, experiencia clínica y desarrollo personal; los logros académicos y profesionales llegarán simultáneamente si la actitud de los futuros médicos es coherente y generosa y si el guía es capaz de desarrollar el gran potencial de cada uno de sus estudiantes.
Autor: Juan Manuel Quiñonero Rubio
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