Clasificación de las lesiones fisarias por Salter y Harris
28 de octubre de 2022
Por Elsevier Connect
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Lesiones del cartílago de crecimiento
Se calcula que el 30% de las fracturas en niños afectan a la fisis y la mayoría consolidan sin complicaciones a largo plazo. Es importante saber qué fracturas tienen un bajo potencial de causar alteraciones del crecimiento, como las del húmero proximal, y las que tienen un mayor potencial, como las del fémur distal y la tibia.
Histológicamente, la mayoría de las fracturas de la fisis se producen a través de la zona proliferativa, que es la región más débil de la fisis; sin embargo, pueden producirse en cualquier zona.
Algunas fracturas de la fisis pueden estar relacionadas con los cambios endocrinológicos que se producen en la época de la pubertad.
El esquema más utilizado para clasificar estas lesiones es el de Salter y Harris, que se basa en el aspecto radiográfico de la fractura en relación con la fisis, como se describe a continuación (ver imágenes):
Las fracturas de tipo I se producen solo a través de la fisis, con o sin desplazamiento.
Las fracturas de tipo II tienen un fragmento metafisario unido a la epífisis separada (signo de Thurston-Holland) con o sin desplazamiento.
Las fracturas de tipo III se producen a través de la fisis y la epífisis hacia la articulación con incongruencia articular cuando la fractura está desplazada.
Las fracturas de tipo IV se producen en la metáfisis y atraviesan la fisis y la epífisis hasta la articulación. La incongruencia articular se produce en las fracturas desplazadas.
Las fracturas de tipo V, que suelen diagnosticarse únicamente de manera retrospectiva, son fracturas por compresión o aplastamiento de la fisis, que producen daños permanentes y detención del crecimiento.
Las fracturas de tipo VI están causadas por una lesión por cizallamiento en la parte periférica de la fisis (anillo pericondral).
Estas fracturas se han descrito clásicamente en los accidentes con máquinas cortacésped, cuando la cara periférica de la fisis sufre un corte y presentan una alta tasa de deformidad angular y detención del crecimiento. Aunque no se trata de un dato completamente pronóstico, en general, las fracturas de Salter-Harris de tipo III-VI tienen un mayor riesgo de complicaciones que las lesiones Salter-Harris de tipos I y II. Una excepción podría ser una fractura de Salter-Harris de tipo I completamente desplazada, que tiene un mayor potencial de detención del crecimiento que una fractura de Salter-Harris de tipo IV no desplazada del fémur distal.
Aunque muchas fracturas de Salter-Harris de tipos I y II pueden tratarse de forma no quirúrgica, las fracturas de Salter-Harris de tipos III y IV suelen requerir una intervención quirúrgica, normalmente una reducción abierta y una fijación interna, debido a la naturaleza intraarticular de la fractura y a la posibilidad de que se produzca una artritis postraumática con una reducción no anatómica. Los implantes que atraviesan la fisis deben evitarse siempre que sea posible y, cuando se utilicen, deben ser lisos y del menor diámetro posible, y deben retirarse tan pronto como la fractura sea estable. El tratamiento de fracturas específicas y el potencial de detención del crecimiento se discuten para cada lesión específica. Independientemente del tipo de lesión, los padres deben ser informados de la posibilidad de que se produzcan alteraciones del crecimiento y de la necesidad de un seguimiento a largo plazo de cualquier fractura fisaria.
*Textos e imágenes originales tomadas de la obra Campbell. Cirugía ortopédica se abre en una nueva pestaña/ventana 14ª ed. Capítulo 36. Fracturas y luxaciones en los niños. Página 1.493-1.496 Copyright © Todos los derechos reservados. Consigue esta obra a través de nuestras librerías especializadas.
Campbell. Cirugía ortopédica
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