Clasificación y tratamiento farmacológico efectivo para las cefaleas (en racimos, tensionales y migrañas)
Spain | 4 de julio de 2019
Por Elsevier Connect
La mayoría de las personas trata eficaz y fácilmente una cefalea ocasional con un par de comprimidos de ácido acetilsalicílico o ibuprofeno y un vaso de agua. Sin embargo, muchas personas tienen cefaleas continuas, intensas y recurrentes. El profesional de la Salud debe estar preparado y formado para atender cualquiera de estas situaciones. La International Headache Society divide los trastornos que cursan con cefalea en dos grandes grupos. El primer grupo, los trastornos con cefalea primaria, incluye la cefalea en racimos, la migraña y la cefalea tensional. El segundo grupo, los trastornos con cefalea secundaria, incluye cefaleas que se deben a trastornos orgánicos (p. ej., hemorragia, infección, neuropatía, accidente cerebrovascular y tumor). En los pacientes con cefalea secundaria, el tratamiento se centra en corregir el trastorno subyacente. Para abordar las características y el tratamiento del primer grupo (el 95% de todas las cefaleas), compartimos los apuntes de un libro clave para la carrera, Farmacología básica, un recurso de gran utilidad para aprobar los exámenes y prepararse para la práctica clínica.
Migrañas
A día de hoy, no se conocen por completo los mecanismos fisiopatológicos de la migraña, aunque parece que se debe a una disfunción neurovascular producida por un desequilibrio entre las actividades neuronales excitadora e inhibidora a diversos niveles del sistema nervioso central (SNC). Este desequilibrio puede estar desencadenado por hormonas, estrés, fatiga, hambre, dieta o fármacos/drogas. Aproximadamente el 15% de los pacientes que tienen una migraña refieren que experimentan un aura de aproximadamente 15-20 minutos de duración antes de cada uno de los episodios de migraña. Un aura visual puede adoptar la forma de destellos brillantes o de imágenes ondulantes que se extienden desde el ángulo del campo visual (teicopsias). Un aura sensorial puede adoptar la forma de parestesias que afectan al brazo y la cara y tienden a progresar desde los dedos de la mano hasta la mano, y después al cuerpo. Se cree que las auras se deben a la vasoconstricción y la isquemia cerebrales que precipitan las crisis de migraña.
Una migraña sin aura (previamente conocida como migraña común) suele acompañarse de un episodio de fotofobia, fonofobia, náuseas o vómitos. Una crisis de migraña tiene dos fases.
La primera fase se caracteriza por vasoconstricción e isquemia cerebrales. La liberación de serotonina por las neuronas del SNC y las plaquetas circulantes contribuye a esta primera fase. Por lo tanto, los antiagregantes plaquetarios y los antagonistas de los receptores serotoninérgicos son eficaces para la prevención de la migraña.
La segunda fase, que es más prolongada que la primera, se caracteriza por vasodilatación cerebral y dolor. Parece que el sistema neurovascular del nervio trigémino tiene una participación fundamental en la segunda fase. Las neuronas del complejo trigeminal liberan péptidos vasoactivos, como la sustancia P y el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP). Estos péptidos desencadenan la vasodilatación y la inflamación de los vasos piales y durales, lo que a su vez estimula las fi bras nociceptivas del nervio trigémino y causa dolor.
En la infografía mostramos estos fenómenos y los mecanismos de los fármacos que se utilizan para poner fin a la migraña.
Cefaleas en racimos
La cefalea en racimos es un cefalea retroorbitaria unilateral e intensa que se manifiesta en episodios que tienden a agruparse o agregarse («racimos») a lo largo del tiempo. Los pacientes a menudo describen un dolor abrasador o quemante que se origina detrás de un ojo, aparece sin previo aviso y puede ser insoportable. El dolor dura de 15 minutos a 3 horas, y habitualmente aparece a la misma hora todos los días. Al contrario que los pacientes con migraña, que son muy sensibles al movimiento y los estímulos externos, los pacientes con cefalea en racimos habitualmente caminan de forma agitada, aplican presión a la órbita, o incluso se golpean la cara para distraerse del dolor. La incidencia del trastorno de cefalea en racimos es baja, y afecta a menos del 0,5% de la población. Las directrices para seleccionar los fármacos para tratar la cefalea en racimos son similares a las que se han presentado previamente para la migraña.
Consultar la infografía para chequear los fármacos más eficaces para poner fin a una cefalea en racimos.
Cefalea tensional
La cefalea tensional se caracteriza por un dolor opresivo similar al que produce una cinta alrededor de la cabeza, bilateral y no pulsátil, de intensidad leve o moderada. Este frecuente tipo de cefalea a menudo responde a métodos fisiológicos que corrigen la alineación cervical o dental o un error de refracción visual. Los tratamientos no farmacológicos (p. ej., biorretroalimentación, acupuntura y fisioterapia) también son útiles para controlar la cefalea tensional, tanto episódica como crónica. El tratamiento farmacológico habitualmente incluye AINE y relajantes musculares, aunque los pacientes con cefalea tensional crónica también pueden responder al uso profiláctico de amitriptilina. Este fármaco habitualmente se tolera bien cuando el tratamiento se inicia con una dosis baja al acostarse, y la dosis se aumenta gradualmente en un periodo de varias semanas.
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