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Apuntes de Histología. Anatomía vascular del bazo

4 de junio de 2020

Con la nueva edición de Histología humana se abre en una nueva pestaña/ventana, el estudiante adquiere de una forma concisa y clara los conocimientos básicos de histología, independientemente de que tenga o no conocimientos previos de la disciplina. Esta obra tiene un abordaje integrado, facilitando la comprensión de las interrelaciones entre la histología, la biología celular y la anatomía, siempre en un contexto clínico. Hoy os mostramos parte de estos aportes académicos y pedagógicos con la función del bazo en nuestro sistema inmunitario, a través de un visual de su anatomía vascular.

Bazo y sistema inmunitario

El bazo se encuentra en la región superior izquierda del abdomen y pesa alrededor de 150 g en el adulto.  Las dos funciones principales del bazo del ser humano son:

  • Organizar la respuesta inmunitaria primaria contra antígenos de la sangre.

  • Actuar como un filtro para retirar partículas y eritrocitos envejecidos o anormales y plaquetas de la circulación.

La mayor parte del bazo está compuesta por un vasto arreglo de sinusoides y senos vasculares rellenos de sangre (pulpa roja). Una matriz ramificada de arterias (arterias centrales) asociada a agregados de tejido linfoide se denomina  pulpa blanca y representa del 5 al 20% de la masa total del bazo

La sangre entra en el bazo por la arteria esplénica, esta se ramifica y forma las arterias trabeculares que dan a una serie de arterias centrales rodeadas de células T de la pulpa blanca. Con el fin de retirar los eritrocitos, la sangre pasa por las arterias centrales y después entra en la pulpa roja a través de una serie de vasos especializados (arterias peniciladas y capilares envainados) que drenan en el parénquima esplénico (cordones esplénicos). La sangre entonces se filtra por los espacios existentes entre las células reticulares, que forman los cordones esplénicos, y pasa forzadamente por unos estrechos espacios hasta entrar en los senos venosos esplénicos. Los eritrocitos normales son deformables y sobreviven a este paso, pero los viejos poseen unas membranas rígidas y se lisan. Los fragmentos de los eritrocitos destruidos son retirados por células fagocíticas que se encuentran a lo largo de las paredes de los senos. Los eritrocitos abandonan el sistema a través de las venas trabeculares y entran en la vena esplénica. Esta vía es la circulación abierta (A-ver infografía). Una fracción de la circulación esplénica entra en pequeñas arteriolas hasta alcanzar una serie de senos marginales que discurren alrededor de las vainas linfoides. En esta área, la sangre se pone en contacto con las células dendríticas presentadoras de antígenos, y los antígenos extraños pueden quedar atrapados y ser presentados a las células linfoides apropiadas. La mayor parte de la sangre procedente de los senos marginales entra en la pulpa roja y después drena a los senos venosos (B-ver infografía), pero una pequeña proporción pasa directamente a los senos y constituye la denominada circulación cerrada (C ver infografía).

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