Fracturas de huesos: definición y proceso de curación en tres pasos
25 de junio de 2021
Por Elsevier Connect
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La 10ª edición de Robbins y Cotran. Patología estructural y funcional se abre en una nueva pestaña/ventana expone los fundamentos de la anatomía patológica con un formato atractivo y de fácil consulta, que garantiza el acceso a la información más actualizada sobre la ciencia básica y los aspectos clínicos de esta disciplina. La nueva entrega sigue la misma estructura y organización y los elementos didácticos que la confieren su gran valor a la hora de facilitar el estudio y la comprensión de los procesos patológicos (recuadros de morfología y de puntos clave, esquemas explicativos e imágenes de alta calidad).
Hoy nos detenemos su monográfico sobre los huesos, y compartimos contenido exclusivo sobre las fracturas y su siempre complejo proceso de curación como ejemplo paradigmático de lo fácil que es estudiar y formar con esta obra de referencia. ¡Tomad nota!
Qué es una fractura de hueso
Las fracturas se definen como pérdida de la integridad ósea. Son algunas de las afecciones patológicas más comunes que afectan a los huesos. Los siguientes calificadores describen los tipos de fracturas y afectan al tratamiento:
Simple: la piel suprayacente está intacta.
Compuesta: el hueso comunica con la superficie de la piel
Conminuta: el hueso está fragmentado
Desplazada: los extremos del hueso en el lugar de la fractura no están alineados
De estrés: una fractura de desarrollo lento posterior a un período de mayor actividad física en el que el hueso está sujeto a cargas repetitivas
En tallo verde: se extiende solo parcialmente a través del hueso, común en los niños pequeños cuando los huesos son blandos
Patológica: involucra al hueso debilitado por una enfermedad subyacente, como un tumor.
Curación de las fracturas
El hueso tiene una notable capacidad de reparación. Este proceso involucra la expresión regulada de una multitud de genes y puede separarse en etapas superpuestas. Inmediatamente después de la fractura, la rotura de los vasos sanguíneos da como resultado un hematoma que llena y rodea el área de la lesión (infografía). El coágulo proporciona una malla de fibrina que sella el sitio de la fractura y proporciona un marco para la afluencia de células inflamatorias, el crecimiento de fibroblastos y la proliferación capilar que caracterizan al tejido de granulación. La liberación de PDGF, TGF- β , FGF y otros factores de crecimiento por las plaquetas degranuladas y las células inflamatorias activa a las células osteoprogenitoras del periostio, la cavidad medular y los tejidos blandos circundantes para estimular la actividad osteoclástica y osteoblástica. Se forma un tejido no calcificado conocido como callo de tejido blando o procallo, que proporciona algo de anclaje, pero no rigidez estructural para soportar peso.
Durante las primeras 2 semanas desde la lesión, las células osteoprogenitoras activadas depositan trabéculas subperiósticas de tejido óseo orientadas perpendicularmente al eje cortical y dentro de la cavidad medular. Estos procesos transforman el procallo en callo óseo, que alcanza su perímetro máximo al final de la segunda o la tercera semanas y ayuda a estabilizar el sitio de la fractura. Las células mesenquimatosas de tejidos blandos activadas también pueden diferenciarse en condrocitos que sintetizan fibrocartílago y cartílago hialino. La osificación endocondral crea una red contigua de hueso y trabéculas óseas recién depositadas en la médula y debajo del periostio. Como resultado, los extremos de los huesos fracturados se unen y, con la mineralización progresiva, aumenta la rigidez y la fuerza del callo para permitir la carga de peso.
En las primeras etapas de la formación del callo, se produce un exceso de tejido fibroso, cartílago y tejido óseo. Las porciones que no están sujetas a estrés físico se resorben a medida que madura el callo, lo que reduce el tamaño del hueso en curación y restablece el hueso laminar. El proceso de curación termina con la restauración de la cavidad medular. En niños y adultos jóvenes, la consolidación casi perfecta es la norma, aunque, por lo general, persiste alguna deformidad después de la curación de las fracturas desplazadas y conminutas. En los adultos de edad avanzada, las fracturas a menudo ocurren en el contexto de otros trastornos óseos (p. ej., osteoporosis y osteomalacia). En estas situaciones, a menudo es necesaria la inmovilización quirúrgica para una reparación adecuada. Otros factores también pueden interferir en la curación.
La inmovilización inadecuada, que permite el movimiento del callo e interfiere en la maduración normal, puede provocar un retraso o una ausencia de la consolidación. Si la ausencia de consolidación persiste, el callo malformado sufre una degeneración quística y la superficie luminar puede quedar revestida por células de tipo sinovial, creando una articulación falsa o seudoartrosis. La infección del sitio de la fractura, especialmente común en las fracturas abiertas, es otro obstáculo grave para la curación, al igual que la desnutrición y la displasia esquelética.
Más información y referencias: Capítulo 26: 'Tumores de huesos, articulaciones y tejidos blandos', Robbins y Cotran. Patología estructural y funcional se abre en una nueva pestaña/ventana Vinay Kumar & Abul K. Abbas & Jon.C. Aster. Texto e imágenes: páginas 1.183-1.185 ó consúltalo a través de nuestra plataforma de formación interactiva ClinicalKey Student se abre en una nueva pestaña/ventana
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