Virología. Estructura del virión, la partícula vírica
21 de abril de 2021
Por Elsevier Connect
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La partícula vírica
El virión (la partícula vírica) consiste en un genoma de ácido nucleico empaquetado en una cubierta proteica (cápside) o una membrana (envoltura). El virión también puede contener ciertas enzimas esenciales o accesorias u otras proteínas para facilitar la replicación inicial en la célula. Las proteínas de la cápside o las proteínas de unión a los ácidos nucleicos pueden asociarse con el genoma para formar la nucleocápside, que puede ser la misma del virión o estar rodeada por una cubierta.
La capa externa del virión es la cápside o envoltura. Estas estructuras son las encargadas del transporte, la protección y el empaquetado durante la transmisión del virus de un huésped a otro y para la extensión dentro del huésped a la célula diana. Las estructuras de la superficie de la cápside y la envoltura median en la interacción entre el virus y la célula diana por medio de una estructura o proteína de adherencia vírica (PAV). La eliminación o la alteración de la envoltura externa inactiva el virus. Los anticuerpos generados contra la PAV evitan la infección vírica.
La cápside es una estructura rígida capaz de soportar condiciones ambientales adversas. Al igual que un balón de fútbol, los virus con cápsides desnudas también poseen una cubierta resistente por lo general a la desecación, los ácidos y los detergentes, incluidos el ácido y la bilis del tracto entérico. Muchos de estos virus se transmiten mediante la ruta fecal-oral, y la transmisión puede realizarse incluso mediante las aguas residuales. La envoltura es una membrana compuesta de lípidos, proteínas y glucoproteínas. La estructura membranosa de la envoltura solo puede mantenerse en soluciones acuosas. Se altera fácilmente mediante la desecación, las condiciones acídicas, los detergentes y los disolventes, como el éter, lo que da lugar a la inactivación del virus. Como resultado, los virus con envoltura deben permanecer húmedos y por lo general se transmiten por medio de fluidos, gotículas respiratorias, sangre y tejido. La mayoría no pueden sobrevivir en las condiciones desfavorables del tracto gastrointestinal.
Virus con cápside
La cápside viral se forma a partir de proteínas individuales que se asocian en unidades progresivamente más grandes. Todos los componentes de la cápside presentan características químicas que les permiten unirse y formar una unidad mayor. Las proteínas estructurales individuales se asocian en subunidades, que se asocian en protómeros, capsómeros (distinguibles mediante microscopia electrónica) y, por último, en una procápside o cápside reconocible. La procápside sigue procesándose hasta que termina por formarse la cápside transmisible. En algunos virus, la cápside se forma alrededor del genoma; en otros, la cápside se forma como una envoltura vacía (procápside) que será llenada por el genoma.
Las estructuras virales más sencillas que pueden formarse por pasos son simétricas e incluyen estructuras helicoidales e icosaédricas. Las estructuras helicoidales poseen forma de bastones, mientras que el icosaedro es una aproximación de una esfera formada a partir de subunidades simétricas. Las cápsides asimétricas poseen formas complejas y se asocian con ciertos virus bacterianos (fagos).
Virus con envoltura
La cubierta del virión está compuesta por lípidos, proteínas y glucoproteínas. La envoltura posee una estructura membranosa similar a las membranas celulares. Las proteínas celulares raramente se encuentran en la cubierta viral, incluso aunque dicha cubierta se obtenga de membranas celulares. La mayoría de los virus con envoltura son redondos o pleomórficos. Dos excepciones son los poxvirus, que poseen una estructura interna compleja y una estructura externa en forma de ladrillo, y el rabdovirus, que tiene forma de bala.
La mayoría de las glucoproteínas virales poseen carbohidratos unidos a asparagina (mediante enlaces N ), se extienden a través de la cubierta y se alejan de la superficie del virión. En muchos virus pueden observarse en forma de espinas o púas. Algunas glucoproteínas actúan como PAV, y son capaces de unirse a estructuras de las células diana. Las PAV que también se unen a los eritrocitos se denominan hemaglutininas (HA). Algunas glucoproteínas ejercen otras funciones, como la neuraminidasa (NA) de los ortomixovirus (virus de la gripe) y los receptores Fc y C3b asociados con las glucoproteínas del virus del herpes simple (VHS) o las glucoproteínas de fusión de los paramixovirus. Las glucoproteínas, especialmente la PAV, son también antígenos principales que inducen la aparición de una reacción inmunitaria protectora.
Referencia. Sección 5. Virología, Capítulo 36. páginas 362-366, Microbiología médica, 9ª edición.
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