Los tres factores principales que influyen en la seguridad del paciente
11 de diciembre de 2019
Tal y como indica la última edición de Fundamentos de enfermería se abre en una nueva pestaña/ventana, la obra que ayuda a comprender todos los conceptos y actividades enfermeras fundamentales y a fomentar el pensamiento crítico y la toma de decisiones; además de conocer el ambiente del hogar y sanitario y sus riesgos inherentes para la seguridad, los profesionales de enfermería tienen que ser conscientes del nivel de desarrollo del paciente; movilidad, sensibilidad y estado cognitivo; opciones del estilo de vida, y conocimiento de las precauciones de seguridad habituales. También deben saber los riesgos especiales para la seguridad presentes en los centros de asistencia sanitaria.
Riesgo en los estadios del desarrollo
El estadio de desarrollo del paciente genera amenazas para la seguridad como resultado del estilo de vida, estado cognitivo y de movilidad, alteraciones sensitivas y conciencia de seguridad. Con esta información se adaptan los programas de prevención de seguridad a las necesidades, preferencias y circunstancias vitales de los grupos de edad específicos. Por desgracia, todos los grupos de edad son objeto de maltrato. El maltrato infantil, la violencia doméstica y el maltrato de ancianos son amenazas graves a la seguridad.
Factores de riesgo individuales
Otros factores de riesgo que suponen amenazas para la seguridad son el estilo de vida, trastornos de la movilidad, alteraciones sensitivas o de la comunicación, y falta de conciencia de seguridad. Hay que conocer los riesgos del paciente en la planificación de sus cuidados de enfermería.
Estilo de vida: algunas opciones del estilo de vida aumentan los riesgos de seguridad. Las personas que conducen o manejan máquinas bajo la influencia de sustancias químicas (drogas o alcohol), realizan trabajos intrínsecamente peligrosos o corren riesgos tienen un riesgo mayor de lesión. Además, las personas que sufren estrés, ansiedad, cansancio, o abstinencia de drogas o alcohol, y las que toman fármacos de prescripción en ocasiones son más vulnerables a los accidentes. Debido a estos factores, algunas personas tienen demasiadas cosas en la cabeza como para reparar en causas de accidentes potenciales, como, por ejemplo, unas escaleras atestadas o una señal de stop.
Tastornos de la movilidad: un paciente con trastorno de la movilidad tiene muchos tipos de riesgos de seguridad. Debilidad muscular, parálisis y mala coordinación o equilibrio son factores importantes en las caídas. La inmovilización predispone a los pacientes a otros peligros fisiológicos y emocionales, que a su vez restringen aún más la movilidad y la independencia. Las personas con problemas físicos tienen más riesgo de lesionarse cuando entran en vehículos y edificios no accesibles para discapacitados.
Alteraciones sensitivas o de la comunicación: las alteraciones sensitivas asociadas con síndrome confusional, demencia y depresión contribuyen a la reducción de la concentración y la capacidad atencional, y problemas de orientación. Las personas con estas alteraciones se confunden fácilmente respecto a lo que les rodea, y es más probable que sufran caídas y quemaduras. Los pacientes con alteraciones visuales, auditivas, táctiles o de comunicación, como afasia o barreras idiomáticas, no siempre son capaces de percibir un peligro potencial o expresar su necesidad de ayuda.
Falta de conciencia de seguridad: algunos pacientes no son conscientes de precauciones de seguridad como mantener las medicinas o los tóxicos fuera del alcance de los niños o leer la fecha de caducidad de los alimentos. Una valoración de enfermería que incluya la inspección del hogar ayuda a identificar el nivel de conocimiento del paciente sobre la seguridad en el hogar, de modo que sea posible corregir las carencias con un plan de cuidados de enfermería individualizado.
Riesgos en los servicios sanitarios
La seguridad del paciente sigue siendo uno de los problemas más acuciantes de la asistencia sanitaria americana. Los errores médicos suceden cuando algo que estaba planificado como parte de la asistencia médica no funciona o si se usa un plan incorrecto. Tienen lugar en todos los entornos asistenciales. Hay que conocer las iniciativas de seguridad reguladoras y de la organización, y los factores de riesgo del paciente individual. La Agency for Healthcare Research and Quality recoge 20 puntos para ayudar a prevenir errores médicos ( AHRQ, 2014 ). Estos puntos se encuentran en la página web de la AHRQ se abre en una nueva pestaña/ventana. The Joint Commission (TJC) y los Centers for Medicare and Medicaid Services (CMS) hacen hincapié en la prevención de errores y seguridad del paciente. Los objetivos nacionales de seguridad del paciente de TJC (2016) están dirigidos específicamente a reducir el riesgo de errores médicos. Los objetivos destacan mejoras específicas en la seguridad del paciente y áreas problemáticas presentes. Estas recomendaciones basadas en la evidencia exigen que los centros sanitarios presten especial atención a una serie de acciones específicas. La misión del National Quality Forum (NQF) (2011a) está mejorando la calidad asistencial en EE. UU. gracias a:
Generar consenso sobre las prioridades nacionales y objetivos de mejora del rendimiento y trabajar conjuntamente para lograrlos
Apoyar estándares de consenso nacionales para medir y notifi car públicamente la actuación
Promover la consecución de los objetivos nacionales mediante programas de educación y participación de la comunidad
El NQF ha publicado recientemente sus National Voluntary Consensus Standards for Public Reporting of Patient Safety Events ( NQF, 2011b ). Este trabajo constituye un marco conceptual para comunicar públicamente información de seguridad de pacientes, incluidos episodios, indicadores y medidas, acerca de las organizaciones sanitarias a los consumidores. Es importante que los profesionales de enfermería conozcan los estándares del NQF y su intención, porque, en último término, afectan a los tipos de prioridades que las organizaciones de asistencia a pacientes (p. ej., hospitales, centros de salud comunitarios) determinan para mejorar la calidad de la asistencia provista a los pacientes.
Los profesionales de enfermería se enfrentan a riesgos ambientales específicos en los centros asistenciales. Un ejemplo es la exposición a distintos tipos de sustancias químicas. Las sustancias químicas presentes en algunos medicamentos (p. ej., quimioterapia), gases anestésicos, soluciones de limpieza y desinfectantes son potencialmente tóxicas en caso de ingesta, absorción por la piel o inhalación. Las hojas de datos de seguridad de los materiales (HDSM) son recursos necesarios existentes en todas las agencias de asistencia sanitaria (O SHA, 2014) . Las HDSM proporcionan información detallada sobre las sustancias químicas, los riesgos que conllevan, las directrices de primeros auxilios y las precauciones para su manipulación y uso seguro. Las HDSM informan acerca de las acciones que hay que adoptar en caso de que el material resulte expuesto o vertido. Hay que conocer la localización de las HDSM y ser consciente de las sustancias químicas peligrosas del entorno.
La diseminación de patógenos también presenta un riesgo para los profesionales de enfermería y otros pacientes. Por este motivo siempre hay que seguir las precauciones estándar y de aislamiento dependiente de la transmisión y realizar una higiene de manos correcta.
Los riesgos específicos para la seguridad de un paciente en el entorno sanitario son caídas, accidentes intrínsecos de pacientes, accidentes relacionados con intervenciones y accidentes relacionados con el equipamiento. El profesional de enfermería valora estas cuatro áreas de problemas potenciales y, considerando el nivel de desarrollo del paciente, realiza acciones para prevenir o minimizar los accidentes.
Las caídas provocan lesiones de leves a graves, como hematomas, fracturas de cadera o traumatismos craneales que reducen la movilidad e independencia y aumentan el riesgo de muerte prematura. Los pacientes con enfermedades subyacentes son más susceptibles a las lesiones relacionadas con caídas ( Grundstrom et al., 2012 ). Por ejemplo, un paciente con un trastorno hemorrágico tiene más probabilidades de presentar una hemorragia intracraneal; es más probable que los pacientes con osteoporosis sufran fracturas. El entorno desconocido, los efectos de una enfermedad aguda o cirugía, la movilidad alterada, los efectos de fármacos y tratamientos, y la presencia de varias sondas y catéteres ponen a los pacientes de cualquier edad en riesgo de caerse.
Los accidentes intrínsecos del paciente son (aparte de las caídas) en los cuales el paciente es la causa primaria del accidente. Ejemplos de ello son los cortes, las lesiones y las quemaduras autoprovocadas; la ingesta o inyección de sustancias extrañas; la automutilación o prender fuego, y pillarse los dedos con cajones o puertas. Uno de los factores precipitantes más frecuentes de los accidentes intrínsecos del paciente son las crisis epilépticas.
Los accidentes relacionados con intervenciones están causados por profesionales sanitarios y consisten en errores de administración de medicación y líquidos, aplicación incorrecta de dispositivos externos, y accidentes relacionados con una ejecución incorrecta de intervenciones como cambio de apósitos o inserción de sondas urinarias. Los profesionales de enfermería pueden prevenir muchos de estos accidentes cumpliendo los protocolos y procedimientos de la organización y los estándares de la práctica enfermera. Por ejemplo, la preparación y administración correcta de medicamentos, el uso de códigos de barras de pacientes y fármacos, y las bombas intravenosas (i.v.) «inteligentes» reducen los errores de medicación. Todo el personal tiene que ser consciente de que las interrupciones y distracciones contribuyen a los accidentes relacionados con intervenciones y deben limitarse, especialmente durante intervenciones de alto riesgo como la administración de medicación. El potencial de infección disminuye cuando se usa la asepsia quirúrgica para los cambios de apósitos estériles o cualquier técnica invasiva como inserción de sondas urinarias. Por último, el uso correcto de las técnicas de manipulación segura del paciente y equipamiento reduce el riesgo de lesiones cuando se movilizan y levantan pacientes.
Los accidentes relacionados con el equipamiento resultan del funcionamiento incorrecto, el mal estado o el uso erróneo de equipamiento, o riesgo eléctrico. Con el fin de evitar la perfusión rápida de líquidos i.v., todas las bombas analgésicas de uso general y controladas por el paciente tienen que contar con dispositivos de protección frente al flujo libre. No hay que operar equipamiento de monitorización o tratamiento sin la formación adecuada para prevenir accidentes. Si se encuentra una pieza defectuosa del equipamiento, debe señalarse con una etiqueta para impedir que se use con otro paciente, y comunicar inmediatamente los casos de mal funcionamiento. Valoraremos los peligros de electricidad potenciales con el fin de reducir el riesgo de fuegos eléctricos, electrocución o lesiones por equipamientos defectuosos. En los entornos asistenciales, el personal de mantenimiento clínico lleva a cabo verificaciones de seguridad regulares del equipamiento. Los centros tienen que notificar todas las muertes sospechosas relacionadas con dispositivos médicos a la FDA y el fabricante del producto si se conoce (U SFDA, 2015) . Esto suele hacerse junto con el departamento de gestión de riesgos tras etiquetar y retirar la pieza del equipamiento.