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Mama: anatomía y lesiones benignas y malignas

9 de septiembre de 2021

Por Elsevier Connect

Plantilla Infografia BTU H2Robbins Cotranla mama

Plantilla Infografia BTU H2Robbins Cotranla mama

Imagen: Las células y estructuras normales de la mama, como las células epiteliales y las células mioepiteliales, las células estromales intralobulillares y las células estromales interlobulillares, y los grandes conductos y las unidades lobulillares de los conductos terminales pueden originar tumores tanto benignos como malignos. CDIS, carcinoma ductal in situ.

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La mama

La mama se distingue de otros órganos por tres importantes características. En primer lugar, su principal función es proporcionar el apoyo nutritivo y la supervivencia de otro individuo, el lactante. En segundo lugar, experimenta cambios estructurales dinámicos a lo largo de la vida: expansión del sistema lobulillar después de la menarquia; remodelación periódica durante la edad adulta, especialmente durante y después del embarazo, y, finalmente, involución y regresión. Por último, como símbolos de la feminidad, las mamas tienen una importancia social, cultural y personal que es distintiva de otros órganos. Todas estas características influyen en el origen, la presentación y el tratamiento de la mastopatía.

Comprender las enfermedades de la mama requiere conocer su anatomía normal y sus componentes celulares, de los que forman parte dos estructuras principales (conductos y lobulillos), dos tipos de células epiteliales (luminal y mioepitelial) y dos tipos de estroma (interlobulillar e intralobulillar). Cada uno de estos elementos puede dar origen a lesiones tanto benignas como malignas (imagen). De 6 a 10 conductos principales se extienden hacia abajo desde el pezón y se ramifican en múltiples conductos más pequeños y, finalmente, terminan como lobulillos. Las porciones superficiales de los conductos principales están revestidas por epitelio escamoso queratinizado que cambia de forma brusca a un epitelio de doble capa (células luminales y mioepiteliales), que reviste el resto del sistema lobulillar/conductos. Después de la pubertad, el sistema de conductos se expande y prolifera, dando lugar a numerosas unidades lobulillares de conductos terminales. Estas unidades constan de agrupaciones de pequeños ácinos en forma de uva rodeados por un estroma intralobulillar especializado (imagen). En algunas mujeres, los conductos y lobulillos se extienden hacia el tejido subcutáneo de la pared torácica y hacia la axila. Como consecuencia, algunas enfermedades, como el cáncer de mama, a veces se originan fuera de los límites del tejido mamario evidente a simple vista.

Los cambios en la mama femenina son más dinámicos y profundos durante los años fértiles. Se produce una mayor ramificación de conductos y formación de lobulillos bajo la influencia de hormonas como los estrógenos, la progesterona y la prolactina. Así como el endometrio aumenta de tamaño y luego se retrae en cada ciclo menstrual, también lo hace la mama. En la primera mitad del ciclo menstrual, los lobulillos se encuentran relativamente inactivos. Después de la ovulación, bajo la influencia de los estrógenos y el incremento de las concentraciones de progesterona, aumenta la proliferación celular, al igual que el número de ácinos por lobulillo. Tras la menstruación, la caída de las concentraciones hormonales provoca la regresión de los lobulillos.

Solo con el embarazo, la mama madura por completo y se vuelve totalmente funcional. Los lobulillos aumentan progresivamente en número y tamaño. Al final de un embarazo a término, la mama está compuesta casi en su totalidad por lobulillos separados por escaso estroma. Después del parto, los lobulillos inicialmente producen calostro (rico en proteínas), cambiando a leche (más rica en grasas y calorías) durante los siguientes 10 días a medida que disminuyen las concentraciones de progesterona. Tras el cese de la lactancia, las células epiteliales experimentan apoptosis y los lobulillos se reducen de tamaño, pero solo parcialmente. Los cambios permanentes que produce el embarazo pueden explicar la reducción del riesgo de cáncer de mama que se observa en las mujeres que tienen hijos en edades tempranas.

Después de la tercera década, mucho antes de la menopausia, los lobulillos y su estroma especializado comienzan a involucionar, y el estroma interlobulillar pasa de un estroma fibroso radiodenso a un tejido adiposo radiotransparente. Estos cambios pueden retrasarse o tener menos intensidad en presencia de hormonas de fuentes endógenas (p. ej., estrógenos de los depósitos de grasa en mujeres obesas) o exógenas (p. ej., tratamiento de sustitución hormonal posmenopáusico).

Referencia: Capítulo 23 'Mama', páginas  1037-1038, Robbins y Cotran. Patología estructural y funcional se abre en una nueva pestaña/ventana, 10ª ed.

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