Definición y tipos de linfocitos, y sus correlaciones clínicas (linfoma de Hodgkin)
26 de diciembre de 2018
Por Elsevier Connect
Los linfocitos son agranulocitos que constituyen del 20 al 25% del total de la población de leucocitos circulantes. Son células redondas en los frotis sanguíneos, pero pueden ser polimorfas a medida que migran a través del tejido conjuntivo. Son algo más grandes que los eritrocitos, de 8 a 10 μm de diámetro (en los frotis sanguíneos), y presentan un núcleo redondo, ligeramente hendido, que ocupa la mayor parte de la célula. El núcleo es denso, rico en heterocromatina y está colocado algo fuera del centro. El citoplasma, situado de forma periférica, se tiñe de un color azul pálido y contiene unos pocos gránulos azurófi los. De acuerdo con su tamaño, los linfocitos pueden ser pequeños (8-10 μ m de diámetro), medianos (12-15 μ m) o grandes (15-18 μ m), aunque los dos últimos son mucho menos numerosos. Las micrografías electrónicas de los linfocitos muestran una escasa cantidad de citoplasma periférico que alberga unas pocas mitocondrias, un aparato de Golgi pequeño y unos pocos perfiles de RER. También se visualiza un pequeño número de lisosomas, que representan gránulos azurófi los de 0,5 μ m de diámetro, y una abundante cantidad de ribosomas (Texto de Histología, atlas a color se abre en una nueva pestaña/ventana, de Leslie P. Gartner).
Tipos de linfocitos
Los linfocitos se subdividen en tres categorías funcionales: linfocitos B, linfocitos T y células nulas. Aunque morfológicamente son indistinguibles entre ellos, pueden ser reconocidos desde el punto de vista inmunocitoquímico por las diferencias en sus marcadores de superficie. Aproximadamente el 80% de los linfocitos circulantes son linfocitos T, en torno al 15% son linfocitos B, y los restantes son células nulas. Sus vidas medias también difieren ampliamente: algunos linfocitos T pueden vivir durante años, mientras que algunos linfocitos B pueden morir en unos pocos meses.
Funciones de los linfocitos B y T
En términos muy generales, los linfocitos B son responsables del sistema inmunitario mediado por anticuerpos, mientras que los linfocitos T son responsables del sistema inmunitario mediado por células.
Los linfocitos carecen de función en el torrente sanguíneo, pero, en el tejido conjuntivo, son responsables del funcionamiento adecuado del sistema inmunitario. Para ser inmunitariamente competentes, migran a compartimentos corporales específicos con el objeto de madurar y expresar marcadores y receptores de superficie específicos. Los linfocitos destinados a ser linfocitos B entran en regiones todavía no identificadas de la médula ósea, mientras que los linfocitos destinados a ser linfocitos T migran a la corteza del timo. Una vez se hacen inmunitariamente competentes, abandonan sus respectivos sitios de maduración, entran en el sistema linfoide y sufren mitosis, y forman un grupo de células idénticas conocido como clon. Todos los miembros de un clon particular pueden reconocer y responder al mismo antígeno. Tras la estimulación por un antígeno específi co, tanto los linfocitos B como los T proliferan y se diferencian en dos subpoblaciones:
Las linfocitos de memoria (bien linfocitos B de memoria o bien linfocitos T de memoria) no participan en la respuesta inmunitaria, pero permanecen como parte del clon con una «memoria inmunitaria», listos para experimentar una división celular y generar una respuesta frente a una exposición ulterior a un antígeno o sustancia extraña particular.
Las células efectoras se clasifican como linfocitos B o linfocitos T (y sus subtipos) y se analizan en el apartado siguiente.
Células efectoras
Las células efectoras son linfocitos inmunocompetentes que pueden llevar a cabo sus funciones inmunitarias, es decir, la eliminación de antígenos y células extrañas o alteradas por virus. Los linfocitos B son responsables del sistema inmunitario mediado por anticuerpos; es decir, se diferencian en células plasmáticas, que producen anticuerpos frente a los antígenos. Los linfocitos T son responsables del sistema inmunitario mediado por células. Algunos linfocitos T se diferencian en linfocitos T citotóxicos (linfocitos Tcitolíticos) y linfocitos citolíticos naturales (NK, natural killer ), que establecen contacto físico con y destruyen las células extrañas o alteradas por virus. Además, ciertos linfocitos T son responsables de la iniciación y desarrollo (linfocitos T cooperadores [helper]) o de la supresión (linfocitos T reguladores [linfocitos Treg], anteriormente conocidos como linfocitos T supresores) de la mayoría de las respuestas inmunitarias mediadas por anticuerpos o células. Consiguen esto mediante la liberación de moléculas de señalización conocidas como citocinas (linfocinas), que provocan respuestas específi cas de otras células del sistema inmunitario.
Células nulas
Las células nulas están formadas por dos poblaciones distintas:
Células madre circulantes, que dan lugar a todos los elementos formes de la sangre.
Linfocitos citolíticos naturales (NK), que pueden destruir algunas células extrañas y células alteradas por virus por ellos mismos, sin la infl uencia del timo o de los linfocitos T.
Correlaciones clínicas
Los linfomas son un tipo de cáncer de los linfocitos (aunque algunos autores también consideran los tumores no cancerígenos de los linfocitos bajo el mismo enunciado). Aunque existen varias subcategorías de linfoma, se subclasifican históricamente en dos tipos principales, la enfermedad de Hodgkin (linfoma de Hodgkin) y la enfermedad no hodgkiniana (linfoma no hodgkiniano). El primero representaba el 25% de los linfomas, y el segundo, aproximadamente el 75% de todos los linfomas. Los síntomas generales son hinchazón de los ganglios linfáticos sin dolor asociado, cansancio, picor, sudor nocturno, fiebre, malestar general y pérdida de peso inexplicada.
La enfermedad de Hodgkin aparece en personas de dos grupos de edad, entre finales de la adolescencia y principios de la treintena, y entre mediados de la cincuentena y principios de la sesentena. En ambos grupos, generalmente se origina en un ganglio linfático y se extiende de ganglio en ganglio. A medida que la enfermedad avanza, se disemina al hígado, el bazo, la médula ósea y los intestinos. La histología muestra grandes linfocitos B modifi cados (de 30 a 60 μ m de diámetro), conocidos como células de Reed-Sternberg, con dos núcleos diferentes que son imágenes en espejo uno del otro.
La enfermedad no hodgkiniana aparece en la mayoría de los casos en personas de mediana edad y en ancianos. El cáncer se origina mayoritariamente a partir de los linfocitos B, aunque aproximadamente en el 10% de los casos son los linfocitos T los que dan lugar al tumor. A diferencia de la enfermedad de Hodgkin, el cáncer se origina en el 75% de los casos en los ganglios linfáticos y otras regiones corporales, como el cerebro, los intestinos, el estómago e incluso la glándula tiroidea en el 25% de los casos. De forma clásica, la enfermedad no hodgkiniana puede tener un bajo grado de malignidad y tarda años en desarrollarse, o bien tener un alto grado de malignidad y desarrollarse en un período de semanas o meses.